“La ciudad no se mide en kilómetros o densidad poblacional sino en “relatómetros”: cada ciudad es tan grande como los relatos que la habitan.”
Rossana Reguillo (2001).
Es viernes por la tarde, y ya puede sentirse el ambiente extrovertido que caracteriza la celebración del día de muertos en el jardín principal de la ciudad de Irapuato. Estoy en mi tierra, con mi gente, en mi centro; tengo que ser objetiva y no meter los más orgullosos sentimientos que maravillosamente me obligan a amar a mi ciudad y a disfrutar de los paisajes pintorescos que habitan la casona que hoy es la presidencia municipal, pero es difícil, por un momento tendré que hacer etnografía y quitarme la coraza impregnada de olor a fresa y a hortaliza.
Rossana Reguillo (2001).
Es viernes por la tarde, y ya puede sentirse el ambiente extrovertido que caracteriza la celebración del día de muertos en el jardín principal de la ciudad de Irapuato. Estoy en mi tierra, con mi gente, en mi centro; tengo que ser objetiva y no meter los más orgullosos sentimientos que maravillosamente me obligan a amar a mi ciudad y a disfrutar de los paisajes pintorescos que habitan la casona que hoy es la presidencia municipal, pero es difícil, por un momento tendré que hacer etnografía y quitarme la coraza impregnada de olor a fresa y a hortaliza.
En el centro de la ciudad de Irapuato se localiza el jardín Hidalgo o principal frente a este se ubica la casona, el antiguo colegio para niñas adineradas o lo que hoy es actualmente la presidencia municipal. Esta construcción data del Siglo XIX y es atribuida al Arq. Esteban González según documentos recientemente descubiertos, tiene en su fachada y en su interior un estilo neoclásico, con una hermosa arquería con remates en las cornisas en cantera labrada.
La presidencia cuenta con uno de los patios más grandes de la República Mexicana y fue en sus inicios el primer colegio de la Enseñanza bajo la lógica de internado para niñas adineradas de la región.
Actualmente el edificio es utilizado con fines administrativos y funge como el máximo palacio de gobierno en el municipio; desde sus balcones se realiza el famoso “grito de la independencia” cada 15 de septiembre además de que en su interior da cabida a: las más diversas oficinas administrativas (desde recepción hasta la oficina presidencial), un mural, unas escaleras corte imperial y un patio.
Las oficinas están en cuartos y tienen títulos como: tesorería municipal, archivo histórico, obras públicas, atención ciudadana, etc. En atención ciudadana hay diversas personas (4) que esperan a ser escuchadas por una señorita de aspecto joven que funge como oído a las quejas o asuntos diversos de los ahí sentados. Son atendidos por turno y por lo general son diversas personas de varios sectores de la población: desde el campesino hasta el ciudadano promedio.
Por las escaleras que llevan a la parte superior del edificio pasa gente de todo tipo. Empleados de las oficinas, Ejecutivos bien trajeados y arreglados, secretarías en tacones, turistas, niños, estudiantes, campesinos, ciudadanos, el señor Turrent... con folders, mochilas y portafolios, suben y bajan de prisa esos escalones de tipo imperial sin percatarse de que existe un mural pintado extraordinariamente frente a sus ojos. Puede ser la costumbre o el hecho de suponer que esa muestra de arte siempre esta ahí, nadie puede saber bien a ciencia cierta porque los que pasan por ahí no se detienen a contemplarlo. Es como si ese mural no estuviera ahí.
El mural de la independencia relata los orígenes del pueblo irapuatense y su evolución a través de las distintas etapas de la historia de México. Es un paseo pictórico hecho a mano desde el asentamiento del pueblo purépecha, sus leyendas, la relación amorosa de Cutzi (la luna) con un guerrero de la región, la colonia, la lucha de independencia, la revolución hasta la transición del Irapuato liberal de Juárez. Es obra de Salvador Almaraz el cual ha realizado pinturas de varios de los ex presidentes de la republica en México, Cuba y Chile.
Ante semejante obra de arte, los personajes que transitan por las escaleras, jamás se detienen a observar el mural, tal pareciera como si ya lo hubieran visto demasiado o como si las ocupaciones y la prisa fueran más urgentes que dos minutos de contemplación del arte.
Bajando las escaleras se encuentra el patio. Es un rectángulo que funge escenario de múltiples espectáculos artísticos que se llevan a cabo en diversas temporadas del año y como espacio público de atención ciudadana los miércoles de cada mes. Los arcos que rodean el patio y las viejas puertas de madera son testigos de la negligencia y la burocracia gubernamental así como de la necesidad, la necedad y la desesperación ciudadana.
Oí decir a un ciudadano campesino al salir de la presidencia con coraje: “ Esos hijos de la chingada...se empoderan los cabrones, solo quieren el voto y son tus amigos y cuando vienes a verlos para pedirles la ayuda que prometieron se hacen pendejos”.
Ya son casi las tres de la tarde y los empleados de oficina están ansiosos por salir, nadie quiere darme una entrevista o simplemente no tienen tiempo. Ya es viernes y es un fin de semana que recibe el 2 de noviembre. Me dirijo hacia el exterior del recinto. Me doy cuenta de que esta limpio tanto el interior como el exterior del lugar. Agradezco al portero, con una sonrisa amable le digo al policía gestudo que me observa como si yo fuera una criminal: Buenas Tardes y gracias.
1 comentario:
Excelente opinion paisana. Me da gusto saber que no soy el unico que esta orgulloso de su Municipio a pesar de tener que emigrar para tener un mañana mejor.
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